¿Quién tiene miedo del nacimiento?
Los laicistas quieren suprimir los nacimientos de Navidad en los municipios. ¿Es que son un peligro?
La asociación de alcaldes de Francia publicó un Vade-mecum de la laicidad en el cual se pide prohibir los nacimientos de Navidad en los municipios. Este documento se preocupa incluso de "posibles infracciones a la laicidad en el marco de apoyo a manifestaciones consideradas como tradicionales (procesiones, bautizos de barcos, bendiciones de edificios, etc…)".
Este pequeño catecismo de la religión laica –porque eso es lo que es– pretende arrancar de raíz el cristianismo del suelo de Francia y desheredar a los niños de este patrimonio espiritual, convirtiéndolas en desarraigadas y desheredadas, perfectamente dóciles a las leyes de la sociedad liberal supuestamente neutra y, de hecho, espiritualmente vacía. Pronto será necesario entonar en las tiendas el cántico del consumismo hedonista: "ya nació nuestro mercado" laico, no gratuito, pero sí obligatorio.
Más aún, frente a las creencias que no han adoptado el laicismo liberal –ni tampoco el ecumenismo y el diálogo interreligioso– este vade-mecum quiere desarmar a las almas cristianas. Desarraigadas, desheredadas, desarmadas, éstas no serán sino más receptivas y más vulnerables.
Sobre el nacimiento, los ángeles cantan en honor al Niño Jesús en su pobre pesebre: "Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad." (Luc 2, 14). He aquí lo que asusta a algunos, y lo que nos alegra sobremanera. He aquí por qué nosotros, siguiendo a San Francisco de Asís, hacemos nacimientos para todos.
Fuente: www.dici.org