Quieren cambiar la misa tradicional

Fuente: Distrito de México

Los obispos de Inglaterra y Gales, contra la oración por los judíos del Viernes Santo.

Una de las resoluciones de la última asamblea plenaria del episcopado inglés y galés ha sido unirse a la petición de los obispos alemanes a la Santa Sede para que se modifique la oración por los judíos del Viernes Santo en la misa tradicional. Ya había sido modificada en 2008 para quienes utilizaran la ahora denominada “forma extraordinaria” del rito romano (notemos que nosotros, miembros de la FSSPX, no hemos aceptado este cambio "ecuménico" y seguimos celebrando según el misal tradicional original), pero, según Kevin McDonald (en el centro de la foto), presidente de la comisión episcopal para las relaciones entre católicos y judíos, sigue siendo “una oración por la conversión de los judíos al cristianismo”, y esto “produce turbación y confusión en la comunidad judía, porque la Iglesia parece enviar mensajes incoherentes”.

¿Por qué “incoherentes”? Porque, como apunta monseñor McDonald, la oración de 1970 para la Nueva Misa (que sustituía las “referencias ofensivas a los judíos” de la misa tradicional) es una oración “para que el pueblo judío continúe creciendo en el amor al nombre de Dios y en la fidelidad a su Alianza, una Alianza que –como dejó claro San Juan Pablo II en 1980- no ha sido revocada”.

Comentario:

Esta declaración es importante porque reitera dos puntos de la doctrina conciliar (ciertamente, no de la doctrina católica):

  • La Antigua Alianza sigue vigente. San Pablo dice lo contrario, desde su “ya no hay judío ni gentil” (Gál 3, 28) a la afirmación expresa de que la antigua Promesa era “pasajera” (2 Cor 3, 11).
  • Los judíos no tienen necesidad de convertirse. Pero entonces, ¿a quiénes se dirigían San Pedro o San Esteban en las sinagogas pidiéndoles conversión? Por no citar el último mandato de Nuestro Señor a los apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad la Buena Nueva. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará” (Mc 16, 15-16).