Reconstruir la Ciudad Católica por Mons. Lefebvre
Les presentamos a continuación un texto de Monseñor Lefebvre:
“Liberalismo, por tu culpa me estoy muriendo”, dice hoy la Iglesia en su agonía. Ella puede decir como Jesús a aquellos que venían a apresarlo: “Es vuestra hora y la potestad de las tinieblas” (San Lucas, 22, 53). La Iglesia está en Getsemaní, pero no morirá. Da la impresión de una ciudad ocupada por el enemigo, pero la resistencia a la secta liberal se organiza y se fortifica.
Vimos surgir esta secta en el siglo XVI de la rebelión protestante y luego transformarse en la instigadora de la Revolución. Los Papas, durante un siglo y medio de lucha sin tregua, han condenado los principios y los puntos de aplicación del liberalismo. A pesar de ello, la secta continuó su camino. Hemos asistido a su penetración en la Iglesia, bajo apariencia de un liberalismo aceptable, con la idea de conciliar a Jesucristo con la Revolución. Después, contemplamos estupefactos la intriga de la secta liberal por penetrar en la jerarquía católica. Vimos sus progresos hasta los más altos puestos y su triunfo en el Concilio Vaticano II. Hemos tenido Papas liberales... El primer Papa liberal, aquel que se reía de los “profetas de desgracia”, convocó al primer concilio liberal de la historia de la Iglesia. Las puertas del redil fueron abiertas y los lobos penetraron hasta la majada y degollaron las ovejas. Vino el segundo Papa liberal, el Papa de la doble faz, el Papa humanista; derribó el altar, abolió el Sacrificio, profanó el santuario (Daniel, 9, 27; San Mateo, 24, 15). Llegó finalmente el tercer Papa liberal, el Papa de los derechos del hombre, el Papa ecumenista, el Papa de las Religiones Unidas y se lavó las manos y cubrió sus ojos ante tantas ruinas, para no ver las llagas sangrientas de la Hija de Sión, las heridas mortales de la Esposa inmaculada de Jesucristo.
(...)