Sábado de la cuarta semana de Cuaresma

Fuente: Distrito de México

A todos aquellos que andan en tinieblas, Jesús les da su luz, porque Él es "la luz del mundo, y aquel que lo sigue, no camina a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida." Permitamos que Cristo llene nuestras mentes y nuestros corazones con la luz de su gracia.

Este día recibe desde muy antiguo el hombre de Sábado Sitientes por comenzar el Introito de la Misa con esta palabra; la Iglesia con estas palabras de Isaías invita, a los aspirantes al Bautismo a venir a apagar su sed en la fuente de la salvación. En Roma la estación se celebró primero en la Basílica de San Lorenzo extra-muros; mas como esta iglesia resultaba incómoda, por estar muy apartada, para que se pudiesen reunir los fieles, se designó con buen acuerdo para reemplazarla la iglesia de S. Nicolás in carcere situada en el interior de la ciudad.

COLECTA

Suplicámoste, Señor, hagas que, con tu gracia, sea fructífero el sentimiento de nuestra devoción: porque entonces nos aprovecharán nuestros ayunos, cuando fueren gratos a tu piedad. Por el Señor.

EPÍSTOLA

Lección del libro de Isaías.

Esto dice el Señor: Te oí en el tiempo propicio, y te auxilié en el día de la salud: y te conservé, y te di en alianza del pueblo, para que resucitaras la tierra, y poseyeras las heredades devastadas: para que dijeras a los que están presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Manifestaos. Serán apacentados en los caminos, y su pasto estará en todas las llanadas. No tendrán hambre, ni sed, y no les molestarán el calor y el sol: porque les regirá el que tiene piedad de ellos, y les abrevará en las fuentes de las aguas. Y tornaré camino todos mis montes, y serán exaltadas mis sendas. He aquí que éstos vendrán de lejos, y aquéllos del Aquilón, y del mar, y los otros de la tierra austral. Alabad, cielos, y alégrate, tierra; montes, entonad jubilosas alabanzas: porque el Señor ha consolado a su pueblo, y tendrá piedad de sus pobres. Y dijo Sión: Me ha abandonado el Señor, y el Señor se ha olvidado de mí. ¿Acaso puede una mujer olvidarse de su niño, y no compadecerse de su hijo? Y, si ella se olvidare, yo no me olvidaré de ti: lo dice el Señor omnipotente.

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