Sermón de Monseñor Lefebvre en Villa Tesei, Buenos Aires. 24 de julio de 1977
Sermón de ordenaciones en Ecône, 29 de junio de 1977.
El último día de la citada visita que Monseñor Lefebvre hizo a la Argentina, el 24 de julio de 1977, celebró una misa multitudinaria en la quinta "La Leonor", de Villa Tesei, partido de Hurlingham, Gran Buenos Aires. Dos días después, el diario "El Argentino" publicó en extenso el sermón de Monseñor en dicha misa bajo el título "Vibrante homilía de Lefebvre".
Amados hermanos: estamos felices de poder reencontrarlos hoy, procedentes de numerosas provincias del interior de su amado país, la República Argentina, y agradecemos a Dios el habernos reunido aquí para celebrar, para escuchar la santa misa, en esta propiedad privada donde sus propietarios nos acogen tan amablemente.
Agradecemos a Dios el permitirnos celebrar la misa juntos, a fin de obrar juntos, y de poder animarlos a mantener la Fe católica.
Cuando niños, nos llevaron arecibir el Bautismo en los brazos de nuestro padrino. El sacerdote nos preguntó qué era lo que íbamos a pedir a la Iglesia. El sacerdote que nos recibió en nombre de la Iglesia nos dijo: ¿qué es lo que tú pides a la Iglesia de Dios? Estas fueron las primeras palabras que un sacerdote de la Iglesia nos dirigió cuando nuestro padrino nos llevaba en sus brazos al Bautismo. ¿Cuál fue nuestra respuesta? Nuestros padrinos respondieron en nuestro nombre: Yo pido la fe, la santa fide, y el sacerdote prosiguió preguntando: ¿qué es lo que te alcanza la fe?, respondiendo nosotros, siempre por boca de nuestros padrinos: la fe nos alcanza la vida eterna. Por eso, desde nuestros primeros pasos en la Iglesia nosotros hemos pedido a la Iglesia, la fe, la fe católica. Pues bien, pienso que estas palabras que hemos pronunciado por boca de nuestros padrinos cuando éramos niños, las repetimos toda nuestra vida, por eso pedimos a la Iglesia: ¡Dadnos la fe! Porque la fe nos da la vida eterna. Pues bien, hoy, como en el pasado, como en toda nuestra vida, nosotros se la pedimos a nuestros pastores, a la Iglesia, al Papa, a nuestros obispos, a nuestros sacerdotes, a todos los que tienen la obligación de dárnosla, de comunicárnosla; les pedimos ¡dadnos la fe católica, porque la fe católica nos da la vida eterna! Nuestra fe es: que creemos en la divinidad de nuestro Señor Jesucristo. En las últimas páginas de su Evangelio, San Juan nos dice: lo que yo les he dicho, que Jesucristo es el hijo de Dios que se ha encarnado para redimirnos y darnos la vida eterna.