Tonsura, Órdenes menores y Subdiaconado - Argentina
El sábado 8 de octubre, S.E.R. Mons. de Galarreta confirió la tonsura, órdenes menores y subdiaconado a varios seminaristas, entre ellos un mexicano, en el Seminario de Nuestra Señora Corredentora.
Después de un hermoso sermón sobre la importancia de la devoción al Corazón Inmaculado de María, como fortaleza y remedio contra la crisis actual de la Iglesia, comenzó la ceremonia de Tonsura, en la cual 8 seminaristas de 2º año renunciaron al mundo para consagrarse totalmente a Dios repitiendo con el Obispo “El Señor es la parte de mi heredad…”, parte que ya no les será quitada si se mantienen fieles a su Señor.
La Misa continúo y después del Kyrie llegó el momento de la admonición general, seguida de la administración de cada una de las órdenes. Para las primeras dos órdenes menores (Ostiario y Lector), el seminarista nombrado respondió con seguridad Adsum al escuchar su nombre Gastón Driollet de Argentina, y recibió entonces del Obispo la potestad de guardar las puertas de la Iglesia y todo lo que en ella se contiene, y después la de ser fiel relator de la palabra divina.
Al retirarse el recién ordenado, subieron al altar los seminaristas de 4º año, 4 de Argentina, 2 de Brasil y 1 de México, quienes recibieron las órdenes de Exorcista y Acólito, completando así las cuatro órdenes menores, listos para combatir y oponerse valientemente a todas las astucias del demonio, y para servir más estrechamente al altar presentando el agua y el vino junto con los sacrificios y oraciones de cada día.
Finalmente, la ordenación al Subdiaconado comenzó con la breve pero importante admonición sobre el compromiso definitivo, “Hijos muy amados… si os place perseverar en este santo propósito, acercaos acá en el nombre de Dios”. Los 5 amonestados (3 brasileños, 1 argentino y 1 mexicano) con gran decisión y confiados en la gracia de Dios, dieron EL PASO definitivo, y entonces postrándose al pie del altar invocaron la intercesión de todos los Santos, cantando sus letanías. El Obispo entonces les recordó una vez más las obligaciones a las que se sometían y la perfección que les exigiría su nuevo estado de vida y luego procedió a la ordenación, dandoles a tocar un cáliz y una patena, instrumentos de su nuevo ministerio e imponiendole los ornamentos propios del subdiácono junto con la entrega del Epistolario.
La ordenación concluyó con el canto de la Epístola por el Subdiácono decano y después continuó la Misa en acción de gracias por tantas bendiciones recibidas. Al final, después del canto del Magníficat, todos los seminaristas salieron en procesión solemne con el canto a San Pío X.
Sancte Pie Decime, Gloriose patrone, Ora, ora pro nobis
Fuente: Seminario de la Reja