Una nueva capilla para la Tradición y la Misa de siempre en la misión de Chiapas
El día domingo 21 de noviembre de 2021, fiesta de la Presentación de la Virgen María en el Templo, tuvo lugar la bendición de nuestra nueva capilla San José, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, por nuestro Superior de Distrito, el R.P. Pierre Mouroux. Es de felicitar realmente la labor del R.P. Pablo Guiscafré con los fieles de nuestra misión, quienes en estos últimos años han duplicado sus oraciones y esfuerzos, para coronar más de 20 años de perseverancia y paciencia con la misa y los sacramentos solamente un fin de semana al mes, y para ofrecer a San José un templo digno de su Divino Hijo.
¡Muchas felicidades queridos fieles por demostrarnos el Fruto de la Tradición viva y combativa!
Pues sí, como no pensar en la santa perseverancia de los fieles chiapanecos, que viendo en los años 90 -como muchos otros- la fe y vida católica pereciendo, han preferido aceptar y ofrecer un camino largo en el desierto del aislamiento y la tristeza, del desprecio de los católicos oficiales, en vez de seguir la vanidad mundana de la religión fácil y aplaudida, confiando en "El Justo Juez y María Santísima Auxiliadora".
Gracias por darnos ejemplo de gran fortaleza en seguir soportando las penas de la vida cristiana en medio de las adversidades, con constancia interior en aprovechar los sacramentos, y paciencia en la oración diaria... construyendo en la medida de sus medios un templo para, en el presente honrar a Dios, y para que sea un testimonio de Fe y predicación para el futuro.
Pues así son dignos hijos de Monseñor Lefebvre que nos decía:
El don de fortaleza consiste en una docilidad a la moción del Espíritu Santo, que da confianza para superar todos los peligros, y valor para cumplir y perseverar en las obras particularmente difíciles. La virtud de la fortaleza procede según el modo limitado del hombre, aunque supone la ayuda divina, pero recibida y limitada según este modo. Mientras que el don de la fortaleza queda tan revestido de la fortaleza de lo alto que, por así decir, hace suyo el poder de Dios y, apartando toda debilidad natural, obra únicamente por la virtud de Dios.
La fortaleza sobrenatural se manifiesta de modo perfecto y extraordinario en el martirio. Si los que fueron martirizados hubieran tenido tan solo la fuerza natural no habrían sido capaces del martirio. Lo que sufrieron por la fe supera lo que el hombre es capaz de sufrir si se lo deja a sus solas fuerzas naturales. Pero como tenían fe en Dios, Nuestro Señor les concedió la gracia de tal modo que muchos se presentaron por sí mismos al martirio con un valor extraordinario que maravilló a los que los rodeaban, a tal punto que, ante su fortaleza increíble, incluso se llegaron a convertir. A veces aquellos mártires eran niños, o personas débiles y sin cultura. No eran sabios ni personas capaces de grandes razonamientos, pero, por su fe, eran capaces de permanecer firmes ante los verdugos y soportar los tormentos que les hicieron sufrir. Ahí es donde tocamos con el dedo la virtud sobrenatural de la fortaleza [cuando queda perfeccionada mediante el don de la fortaleza].
No estáis luchando contra los elementos materiales, sino contra los espíritus que están por todas partes en el mundo (Efe 6, 12), los espíritus malos que hacen esfuerzos luchando contra la Iglesia y contra Dios. Vais a entrar en este combate.
Y como entrais en este combate, os hará falta particularmente el don de la fortaleza (...), pues vais a necesitar esta fortaleza sobrenatural para manteneros en el combate, que ahora es más actual que nunca. Si ha habido alguna época en la que debamos combatir, se trata de ésta. El demonio está desencadenado, y, por desgracia, el pecado está en todas partes y también la muerte eterna para muchos hombres que no creen o no quieren creer en Nuestro Señor Jesucristo. (...)
Así que, preparaos al combate...
P. A. Gardère+
Fuente: La Vida espiritual, pag.: 273