Viaje apostólico a México, del 12 al 17 de febrero
Del 12 al 17 de febrero, el Papa Francisco fue a México. He aquí un resumen de este viaje.
Del 12 al 17 de febrero, el Papa Francisco fue a México, donde la población católica representa el 81% de la población total, según un estudio del Pew Research Center publicado el 10 de febrero de 2016 "en América Latina el número de personas que se identifican como católicas ha disminuido considerablemente en el transcurso de los últimos decenios, cayendo del 90% al 69% en 2014, esta disminución es en gran parte debida a la conversión generalizada a las sectas protestantes (sobre todo evangélicas). Tendencia menos pronunciada en México, donde el 81% de los adultos se identifica como católicos hoy en día, contra 90% que dicen haber sido educados en el catolicismo". En México, precisa el vaticanista Sandro Magister en su sitio de internet Chiesa el 15 de febrero, la progresión de sectas protestantes se manifiesta casi únicamente en Chiapas, en la frontera con Guatemala, una de las etapas del viaje del Papa. Y añade que “los católicos continúan representando en México una porción doble a la de Uruguay, aunque la ofensiva anticlerical y masónica haya sido mucho más fuerte, prolongada y despiadada”. Hubo una reacción en los años 20 “una insurrección armada en nombre de Nuestra Señora de Guadalupe y al grito de ¡Viva Cristo Rey! que valió a los insurgentes el calificativo de cristeros y a su rebelión la de cristiada” en este segundo país católico del mundo, después de Brasil. Sandro Magister revela que “sólo una minoría está opuesta al divorcio y a las uniones o a las bodas homosexuales” y que en el mismo tiempo sólo una minoría “quisiera que hubiere sacerdotes casados”. En nuestros días este país de América del Norte sufre cruelmente de la corrupción, la criminalidad, el tráfico de drogas y sus cárteles.
El 13 de febrero en México
El 13 de febrero de 2016 el papa Francisco fue oficialmente recibido en el Palacio Nacional de México por el Presidente Enrique Peña Nieto. Después de una entrevista privada con el jefe de Estado, se dirigió a los cuerpos constituidos y al cuerpo diplomático: “cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia (…)”, subrayó el Sumo Pontífice para pedir “nos entreguemos a la construcción de «una política auténticamente humana» (Gaudium et spes, 73) ”.
Luego, el Papa encontró al Episcopado en la Catedral de la Asunción, dirigiéndose a los 130 obispos presentes les ordenó “Dejemos al Padre asignarnos el puesto que nos tiene preparado (cf. Mt 20,20-28). ¿Acaso podemos estar de verdad ocupados en otras cosas si no es en las del Padre? Fuera de las «cosas del Padre» (Lc 2,48-49) perdemos nuestra identidad y, culpablemente, hacemos vana su gracia. Si nuestra mirada no testimonia haber visto a Jesús, entonces las palabras que recordamos de Él resultan solamente figuras retóricas vacías.”.
Al final de la tarde, el Papa se dirigió al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe que conserva la tilma del indio Juan Diego, sobre la cual se imprimió milagrosamente la imagen de la Santísima Virgen el 12 de diciembre de 1531. De pie en el papamóvil y por más de 15 kilómetros fue aclamado por una muchedumbre innumerable. Luego, celebró la misa en la muy moderna Basílica circular construida en los años 70, después de haber ido a la Basílica del s. XVIII. Dirigiéndose a los 12 mil feligreses al interior y a los 30 mil al exterior a través de pantallas gigantes, el Papa explicó que en el silencio de la contemplación de su representación milagrosa, Nuestra Señora de Guadalupe “nos dice que tiene el 'honor' de ser nuestra”. Lo que nos “da la certeza”, precisa Francisco, de que “las lágrimas de los que sufren no son estériles”. “perdona al que te lastimó, consuela al que está triste, ten paciencia con los demás y, especialmente, pide y ruega a nuestro Dios”. Después, se recogió veinte minutos ante la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe.
El 14 de febrero en Ecatepec
El domingo 14 de febrero el Sumo Pontífice se dirigió en helicóptero a Ecatepec, en las afueras del norte de México, para celebrar misa ante 300 mil fieles. En su homilía, el Papa recordó que el tiempo de Cuaresma es un tiempo de conversión, un tiempo para localizar las tentaciones de riqueza, de vanidad y de orgullo que nos asaltan, y la seducción de dinero, la gloria y el poder. “Cuaresma, tiempo para ajustar los sentidos, abrir los ojos frente a tantas injusticias que atentan directamente contra el sueño y el proyecto de Dios.”. Hay que recordar que “Hemos optado por Jesús y no por el demonio”, prosiguió Francisco. Y “con el demonio no se dialoga, no se pueda dialogar porque nos va a ganar siempre, solamente la fuerza de la palabra de Dios lo puede derrotar”. En este tiempo de conversión Dios nos espera para curar nuestros corazones, Dios de misericordia, insistió el Papa.
Ecatepec es el teatro de crímenes organizados, de los cuales son particularmente víctimas las mujeres “en la indiferencia general”, explicó la periodista francesa Camilla Panhard en el micrófono de Radio Vaticano. En el Ángelus, el papa Francisco contestaba a esta realidad cotidiana, invitando a los mexicanos a “primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad. Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos. Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte. ”
El 15 de febrero en Tuxtla Gutiérrez
El lunes 15 de febrero el Santo Padre se fue en avión a Tuxtla Gutiérrez y luego a San Cristóbal de las Casas, para celebrar una misa para las comunidades indígenas de Chiapas, en el Centro Deportivo municipal. “Sin embargo, muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban.” Denunció el Papa. Y recordó la certeza de que “el Creador no nos abandona”.
Después de una comida con las delegaciones de las poblaciones autóctonas, una visita a la Catedral barroca de san Cristóbal de las Casas permitió al Papa recogerse brevemente sobre la tumba de Mons. Samuel Ruiz, adepto a la teología de la liberación y apodado el Obispo rojo. De vuelta a Tuxtla Gutiérrez, se dirigió al estadio municipal para un encuentro con las familias. En la muchedumbre, militantes pro-vida ponían en guardia ante las amenazas, que pesan sobre la familia en México, abiertas al matrimonio homosexual y a la adopción de niños por las parejas del mismo sexo. Vemos, dijo Francisco “cómo la familia está siendo debilitada” y “cómo está siendo cuestionada”, “bajo la pretensión de modernidad”, “y terminamos siendo colonias de ideologías destructoras de la familia, del núcleo de la familia que es la base de toda sana sociedad”. Y recordó: “Tienen a la Madre: la Guadalupana” que nos “da la certeza de tener su intercesión”, “Ella es Madre y está siempre dispuesta a defender nuestras familias”, “dándonos a Su Hijo”. Invitando a los fieles a rezar un Avemaría, el Santo padre pidió no olvidar a “San José, calladito, trabajador pero siempre al frente, siempre cuidando la familia”.
El 16 de febrero en Morelia
El 16 de febrero el Papa se fue en avión a Morelia, en el estado de Michoacán, a 200 km al oeste de México. Durante la misa celebrada en la mañana en el Estadio Venustiano Carranza, en presencia de los sacerdotes y seminaristas, de religiosos y de consagrados, el Papa insistió sobre la vida de oración “Él supo vivir rezando y rezar viviendo, diciendo: Padre nuestro. Y nos ha invitado a nosotros a lo mismo.” Prosiguió diciendo que recemos a este Padre, con insistencia, todos los días, a fin de no caer en tentación, la tentación de la resignación: ¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad?”. Y “Nos ha invitado a participar de su vida, de la vida divina, ay de nosotros si no la compartimos, ay de nosotros consagrados, consagradas, seminaristas, obispos”, “¡ay de mí si no predicare el Evangelio! (1Co, 9-16), dice Pablo, ya que evangelizar no es un motivo de gloria sino una necesidad”. Ante una asistencia recogida, después del entusiasmo de la acogida, Francisco celebró la misa usando el báculo y el cáliz de Mons. Vasco Vázquez de Quiroga, primer obispo de Michoacán (del s. XVI), quien evangelizó a los indios purépechas.
En la tarde, en el estadio José María Morelos y Pavón, el Papa se dirigió a la juventud mexicana de uno de los estados bastión del narcotráfico. “Me han pedido una palabra de esperanza, -les dijo, después de haber escuchado los testimonios- la que tengo para decirles, la que está en la base de todo se llama Jesucristo. Cuando todo parezca pesado, cuando parezca que se nos viene el mundo encima, abracen su cruz, abrácenlo a Él. Por favor, nunca se suelten de su mano aunque los esté llevando adelante arrastrando y si se caen una vez déjense levantar por Él.” Sin rodeos, el Santo Padre declaró que “Es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte. Eso es mentira y lo decimos de la mano de Jesús”. Porque de la mano de Jesucristo es posible vivir a fondo, de su mano es posible creer que la vida vale la pena dar lo mejor de sí, ser fermento, ser sal, ser luz en medio de sus amigos, de sus barrios, de su comunidad, en medio de la familia.” Y concluyó: “Jesús el que nos da la esperanza nunca nos invitaría a ser sicarios, sino que nos llama discípulos. Nos llama amigos. Jesús nunca nos mandaría al muere, sino que todo en Él es invitación a la vida. Una vida en familia, una vida en comunidad…”
El 17 de febrero en Ciudad Juárez
El último día de su visita apostólica, el miércoles 17 de febrero, el papa se dirigió al estado de Chihuahua, en el norte del país, en Ciudad Juárez, llamada antiguamente la capital mundial del crimen, donde visitó el penitenciario que consta de 3,000 detenidos. Después de haber expresado su oposición a un sistema carcelario demasiado centrado en incapacitar a los delincuentes y no lo suficientemente concentrado en rehabilitarlos, el papa Francisco animó a los 7,020 detenidos reunidos en un patio del CERESO (Centro de Readaptación Social) Nº 3, a no quedarse presos del pasado y a abrir la puerta al futuro: “Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es aprender a no quedar presos del pasado, del ayer. Es aprender a abrir la puerta al futuro, al mañana; es creer que las cosas pueden ser diferentes.”. “Han conocido la fuerza del dolor y del pecado, no se olviden que también tienen a su alcance la fuerza de la resurrección, la fuerza de la misericordia divina que hace nuevas todas las cosas.”
Al medio día, el Papa encontraba a 3,000 representantes de organizaciones de trabajadores y de corporaciones de empresas en el Colegio de Bachilleres. Recordó que la ausencia “de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible y redituable” exponía a los jóvenes “Y esta pobreza y marginación es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia.”. “El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común. Y, cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única ganancia posible, eso tiene un nombre, se llama exclusión”. Denunciando que “La mentalidad reinante en todas partes propugna la mayor cantidad de ganancias posibles, a cualquier tipo de costo y de manera inmediata.”, el Santo Padre lanzó esta advertencia: “Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días, y nosotros hemos de hacer todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan más. El flujo del capital no puede determinar el flujo y la vida de las personas.”
Por la tarde, Francisco celebró la misa en la frontera con los Estados Unidos, a la cual asistieron 250 mil fieles de ambos lados de los alambrados erigidos a lo largo del Río Bravo. Citando el ejemplo de Nínive, evocó “el misterio de la misericordia divina” que “Se acerca, invita a la conversión, invita al arrepentimiento; invita a ver el daño que a todos los niveles se está causando”. “No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas”. “Pidámosle a nuestro Dios el don de la conversión, el don de las lágrimas, pidámosle tener el corazón abierto, como los ninivitas, a su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres
La conferencia de prensa en el avión de vuelta
La misma noche, el Papa despegó hacia Roma. En el avión Francisco dio una conferencia de prensa de una hora. Contestando a una pregunta sobre el candidato americano Donald Trump, que afirma querer construir una pared entre los Estados Unidos y América Latina y reenviar a 11 millones de inmigrantes ilegales, escribe Jean-Marie Guénois en el Le Figaro del 18 de febrero, el Papa Francisco declaró: “Solo digo: este hombre no es cristiano si es que dice esto así, hay que ver si dijo así las cosas, y doy el beneficio de la duda.”
De la misma manera, sobre el debate parlamentario de Italia, a propósito del matrimonio homosexual y de la adopción de niños por estas parejas, el papa Francisco volvió a decir que “El Papa no se inmiscuye en la política italiana. Porque el Papa es para todos, y no puede meterse en políticas concretas, internas, de un país. Este no es el papel del Papa. ”. Sobre la cuestión de autorizar a los divorciados vueltos a casar, el comulgar, Francisco ha evocado una pareja de divorciados vueltos a casar que saludo durante su encuentro con las familias en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez: “estos dos eran felices y usaron una expresión muy linda: nosotros no hacemos la comunión eucarística, pero sí estamos en comunión cuando visitamos a hospitales y en esto, y en esto. Su integración es esa. Si hay algo más, ya lo dirá el Señor. Es un camino, una estrada.“El Papa deja su respuesta en suspenso…
Finalmente, escribe Jean-Marie Guénois, el recurso al aborto o la contracepción en el marco de la luchas contra el mosquito zika, en cuanto al menor mal el Papa contestó: “El aborto no es un mal menor: es un crimen. Es echar fuera a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia. Es un crimen, es un mal absoluto. Sobre el mal menor… lo de evitar el embarazo… Hablamos en términos de conflicto entre el Quinto y el Sexto mandamiento. Pablo VI, el grande, en una situación difícil en África permitió a las monjas usar anticonceptivos para casos en los que fueron violentadas.”. Sobre este punto, Sandro Magister reaccionó en Settimo Cielo del 22 de febrero: “que Pablo VI haya explícitamente dado su autorización no está de ninguna manera comprobado. Nunca nadie fue capaz de citar una sola palabra al respecto. Sin embargo, esta leyenda urbana perdura desde hace siglos. (…) En 1968 Pablo VI publicó la encíclica Humanae vitae que condenó como intrínsecamente mala toda acción que sea en previsión del acto conyugal, sea en el realización, sea en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se propusiera como meta o como medio, hacer imposible la procreación”. La periodista pro-vida Hilarie White precisaba el 18 de febrero en su blog: “este alegato (de una autorización de la contracepción en algunos casos por Pablo VI) debe hacer parte de una leyenda cultural jesuítica, ya que, de lo que se sabe estaba fundada únicamente sobre una alegación hecha en un artículo de 1993 de una revista jesuita, por el Padre Jacomo Perico S.J. En este artículo el Padre Perico usaba esta afirmación para sostener que una mujer bosnia en peligro de ser violada podía usar lícitamente contraceptivos. El mismo Perico en los años 60, aun cuando Pablo VI vivía, no era propiamente hablando un fervoroso defensor de Humanae vitae”.
Fuentes: Chiesa/Pewresearch/Bis/Apic/Imedia/Vatican/Le Figaro/Settimo Cielo/What is up with the sinod?/Dici 331 del 26 feb 16