Viernes Santo
El Viernes Santo es un día de duelo, el más grande de todos; en él muere Cristo. La muerte que, como consecuencia del pecado, se había apoderado de todas nuestras vidas humanas, se extendió al mismo jefe de la humanidad, al Hijo de Dios hecho hombre.
Pero -como todos los cristianos saben bien- esta muerte de que Jesús ha participado con nosotros, y que fue tan atroz y terrible para Él, respondía a los designios de Dios para la salvación del mundo. Impuesta por su Padre, la aceptó el Hijo para nuestra redención.
Desde entonces la Cruz de Cristo se convierte en gloria de los cristianos. Ya desde ayer así lo cantábamos: "Nosotros debemos gloriarnos en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo"; incluso hoy, la Iglesia lo repite y nos presenta la misma Cruz para que la adoremos: "He aquí el leño de la Cruz, del cual estuvo colgada la salvación del mundo".
Por eso, el Viernes Santo, día de gran duelo, lo es también de esperanza para los hombres; este es el día que nos conduce a la alegría de la Resurrección.
FSSPX.Actualités - 10/04/2020