¿Podemos asistir a una misa “indultada”?

La Fraternidad San Pío X no podría nunca beneficiarse del indulto de  Roma. En primer lugar por las condiciones ligadas a él, particularmente la de reconocer el "valor doctrinal y jurídico" de la Nueva Misa, lo cual es imposible; y en segundo lugar, pero más fundamentalmente, porque tal aceptación del indulto equivaldría a decir que la Iglesia había suprimido legalmente la misa antigua, lo cual ciertamente no es el caso.

Pero otros sacerdotes se han beneficiado de él, unos aprovechando la ocasión para poder decir la misa tradicional latina, otros sólo a petición de su obispo, y los pocos casos que siempre dirían la misa antigua, pero que han aceptado hacerlo bajo los auspicios del indulto “por razones pastorales”.

¿Podemos asistir a sus misas?

Si ello implica aceptar el valor doctrinal y jurídico del Novus Ordo, entonces no, porque no se puede hacer el mal para conseguir el bien. Pero ¡cuidado!, porque esta condición puede no presentarse explícita, sino implícitamente, como por ejemplo en el caso de un sacerdote que usa los modos del Novus Ordo (utilizando un ciborio consagrado en una nueva misa, o dando la comunión en la mano, usando nuevos leccionarios, diciendo la misa cara al pueblo, etc.; y por cierto ¿con qué rito fue ordenado?), o mediante sermones de inspiración modernista (que deben temerse si el celebrante dice habitualmente la nueva misa), u ofreciendo sólo las formas reformadas de los demás sacramentos (p. ej., la penitencia).

Esto pone de relieve todo el contexto de la misa indultada, que sirve como una táctica para alejar a los fieles de la Fraternidad San Pío X (muchos obispos sólo la permiten allí donde hay centros de misa de la Fraternidad San Pío X), y sólo para quienes se sienten ligados a la misa latina, pero aceptan la rectitud doctrinal y jurídica del Novus Ordo Missae, del Concilio Vaticano II, y de todas las correspondientes orien­taciones postconciliares oficiales.

Por tanto, atendiendo a ese contexto, ya sea por las palabras del sacerdote o por la presión de los asistentes a la misa, o dada la necesidad de condescender con el obispo local para que la conceda, todo inevitablemente impulsa a callarse sobre los “motivos de división” y a distanciarse de quienes no se callan, es decir, conduce a unirse a las filas de quienes destruyen la Iglesia. Y esto no puede hacerse.

Por tanto, la Misa indultada no es apta para católicos tradicionalistas, con la excepción del caso de esos sacerdotes que dicen la misa con el indulto o con el celebret romano, pero que la dirían igualmente si les fuere denegado.

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