Saltillo y la misa de siempre
He aquí una breve historia de nuestra capilla de Saltillo, Coahuila.
En la década de los 1960s, luego de ver cómo la aplicación de los documentos del Concilio Vaticano II permitían que un sinnúmero de herejías afloraran y los desórdenes litúrgicos fueran escalando hasta convertirse en verdaderos escándalos, un reducido número de sacerdotes fueron sobreponiéndose a la zozobra y empezaron a resistirse a tales aberraciones. Esto ocurrió en diversas partes del mundo y México no fue la excepción: unos sacerdotes primero, otros después, fueron surgiendo como adalides y algunos pocos fieles seglares les apoyaron y siguieron. Lo mismo en el centro que en el norte y el sur de México, unos pocos sacerdotes se resistieron a la vorágine conciliar que pretendía imponer cambios radicales así en la liturgia como en la doctrina. Esto implicaba oponerse a las autoridades de la jerarquía eclesiástica.
En distintas ciudades del país se formaron pequeños grupos de fieles seglares que eran auxiliados espiritualmente por uno o más sacerdotes. El padre Benjamín Campos Serrano SJ (Compañero y muy cercano amigo del P. Miguel A. Pro SJ, Mártir Cristero) estaba en ese tiempo radicando en Guadalajara, Jalisco, pero anteriormente había estado en algunas localidades del norte de México, incluyendo Saltillo, Coahuila. Por esta razón, este sacerdote salía periódicamente de Guadalajara para visitar esas localidades y atender a los pocos fieles tradicionalistas que se resistían a los cambios conciliares y se adherían a las verdaderas doctrina y liturgia católicas.
En 1986, el padre Michael Faure, entonces miembro de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), fue invitado a la ciudad de Monterrey para atender a un grupo tradicionalista y, por la proximidad geográfica, algunos fieles tradicionalistas de Saltillo entraron en contacto con este padre. Las visitas este padre y de otros padres de la Fraternidad eran más bien esporádicas en un principio, pero paulatinamente se fueron haciendo más frecuentes. El P. Campos continuaba sus visitas, fue entonces que el padre Ricardo Ruiz, de la Fraternidad de San Pío X, se ofreció a auxiliar al padre Campos y de esta manera los fieles de Saltillo empezaron a entrar más en contacto con la Fraternidad.
En 1990, los padres Tam, Ruiz y Lira predicaron unos ejercicios de San Ignacio en las cercanías de Saltillo contando con una nutrida asistencia, considerando el reducido número de tradicionalistas.
Otros padres —entre quienes se contaban los sacerdotes Iscara y Jesús Mestre—, continuaron asistiendo a los fieles de Saltillo en visitas a veces esporádicas, a veces más regulares.
A mediados de la década de los 1990s, se estableció temporalmente en Saltillo el priorato San Benito, que posteriormente se establecería en forma definitiva en Gómez Palacio, Durango. Fueron los padres Thomas Haynos y Vincent Lethu los primeros padres en este priorato siendo el prior el primero de ellos. Después vendrían los padres Puga, García, Camargo, Sánchez, Novak, Fallarcuna, Magaña, y muchos más.
Es bueno mencionar que frutos del apostolado en Saltillo han sido, hasta el momento, dos vocaciones: El P. Luis Rodríguez Ibarra (FSSPX) y la Religiosa Sor María Catalina (Madre Mínimas).