Les presentamos a continuación el editorial del último número de nuestra revista sobre Santa Teresa de Jesús y la Adoración Nocturna.
Dios no abandona a sus hijos
Queridos lectores:
En la historia, la Gran Maestra, encontramos infinidad de ejemplos en donde vemos como Nuestro Señor siempre está al pendiente de sus hijos, Él no nos abandonará jamás.
Consideremos, por ejemplo, el periodo llamado de la Reforma, en donde su líder, Martín Lutero (1483-1546), arrancó a la Iglesia Católica 5 millones de católicos.
Mientras esto sucedía en Europa, Nuestra Señora de Guadalupe aparece en el Cerrito del Tepeyac en la Ciudad de México el 12 de diciembre de 1531 y deja impresa su Santa Imagen en la Tilma de Juan Diego.
Sabemos que entre 1521 –Conquista de México– y 1531 –Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe– el número de conversiones indígenas fueron muy pocas. En cambio, después de la aparición de Nuestra Madre, ya para 1536 se contaba a 8 millones de indígenas que se habían convertido a la Verdadera Fe.
Es parte del Milagro Guadalupano: mientras Lutero guiaba a la perdición a 5 millones de “católicos cultos”, Nuestra Señora atraía hacia Su Hijo a 8 millones de indígenas.
Nuestro Señor no abandona a su pueblo, y así como en el continente americano su Madre Santísima visitó estas tierras mexicanas para dirigir la evangelización de Hispanoamérica, así en el Viejo Continente, mandó un pequeño ejército de Santos que trabajaron para hacer frente al Protestantismo –terrible herejía iniciada por Lutero– y reconquistar y enfervorizar a los hijos de la Santa Madre Iglesia.
Entre estos Santos encontramos a San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas) que recibió los Ejercicios Espirituales de la misma Madre de Dios. Este pequeño ejército consiguió grandes triunfos contra la herejía y la disipación de la Iglesia y la Cristiandad en general. Un alma hermosa, surgida de esta Compañía de Jesús, fue la de San Francisco Javier (1506-1552), colaborador cercano de San Ignacio, que salió del continente Europeo y fue a realizar una estupenda labor en la India y el Oriente Asiático, lo que le vale el título de “Apóstol de la India”
San Carlos Borromeo (1538-1584), cuando sólo contaba veintidós años, fue nombrado Cardenal de Milán y protector de Portugal, los Países Bajos y los cantones católicos de Suiza, así como de varias órdenes religiosas. Desde su posición en la Iglesia combatió activamente la Reforma y promovió las ideas establecidas en el entonces reciente concilio de Trento (1545-1563). Envió a Milán a treinta jesuitas para consolidar la Contrarreforma y adoptó medidas encaminadas a reformar la actividad del clero: ordenó poner rejas en los locutorios de las religiosas y pidió más severidad y rigor en el cumplimiento de los deberes cristianos.
San Juan de la Cruz (1542-1591), religioso y poeta místico del renacimiento español. Fue reformador de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo y cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos con Santa Teresa de Jesús. En 1577 fue encarcelado en un convento de Toledo durante ocho meses. Tras fugarse, buscó refugio en Almodóvar. Pasó el resto de su vida en Andalucía, donde llegó a ser vicario provincial. Canonizado en 1726, fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1926.
San Francisco de Sales (1567-1622) evangelizó la región del Chablais, en donde los ginebrinos habían impuesto la fe reformada. Consagrado Obispo de Ginebra en 1602, su primer paso consistió en instituir instrucciones catequéticas para los fieles tanto jóvenes como adultos. Estableció prudentes regulaciones para guía de su clero. Cuidadosamente visitó las parroquias dispersas en las escarpadas montañas de su diócesis. Reformó las comunidades religiosas. Canonizado en 1665 y proclamado Doctor de la Iglesia Universal por el Papa Pío IX en 1877.
Y así, hemos dejado hasta el final de nuestra lista a la Gran Mujer, Santa Teresa de Ávila (1515-1582), Reformadora del Carmelo. Mujer de gran convicción, temple, empuje y voluntad. Incansable en sus fundaciones y en sus escritos místicos. La ciudad de Ávila en España se encuentra en Jubileo por los 500 años del nacimiento de nuestra Santa.
Todo un racimo de Santos que “dieron la buena lucha”. Santos que bajo la bandera de Nuestro Señor Jesucristo y de Su Santísima Madre, vencieron la adversidad y la herejía, Santos que Nuestra Santa Madre Iglesia eleva a los altares para que sean nuestros patronos, modelo y guías.
Hemos querido dedicar parte de este número de Dios Nunca Muere a rendir homenaje a esta gran mujer, Santa Teresa de Ávila, firme y decidida en las cosas de Dios, devota incansable de San José y entregada en las manos de la Divina Providencia.
Otro aniversario que debe ser de gran consuelo y esperanza para nosotros, son los 200 años de la fundación de la Adoración Nocturna, que tuvo su primera vigilia en nuestro país el 4 de febrero de 1900.
Recordemos siempre que: ¡Dios no Abandona a sus Hijos! Vivimos en una época de crisis, de confusión, en donde parece que la Verdad ha desaparecido. Crisis en la Iglesia, crisis en la familia, crisis en la sociedad. El horizonte se ve negro, parece que la tormenta arrasará con todo lo que esté a su paso, pero… Dios existe y sabe lo que hace.
Padre Jorge Amozurrutia Silva.
Superior del Distrito de México y América Central
Índice:
Editorial del Superior de Distrito Pág ...1
Carta a los amigos y benefactores nº 84 Pág ...3
Santa Teresa para el mundo de hoy Pág ...7
¿Los Doctores y Doctoras de la Iglesia? Pág ...11
Rescoldo Pág ...15
La Adoración Nocturna Pág ...19
Un largo y penoso camino Pág ...23
Sección San Atanasio Pág ...25
Una peregrinación memorable Pág ...27
Crónica Pág ...30