Esterilización directa, anticonceptivos y dispositivo: pecados graves
La enseñanza de la Iglesia en materia de esterilización directa, ya sea temporal o definitiva, es muy clara: esta condenada sin apelación. Pero para comprender mejor lo justa que es esta doctrina, intentaremos explicar, en este artículo, los motivos y las razones.
Desde hace algunos años asistimos en nuestros países a unas campañas insistentes en favor de la planificación familiar. Muchos anuncios atractivos de publicidad hacen creer que la felicidad conyugal se logra con la planificación de los nacimientos.De esta incitación teórica se pasa luego a la conducta práctica. Los centros de orientación animan a los esposos a que disminuyan el número de hijos por medios anticonceptivos. No es raro ver anuncios públicos que hacen propaganda para la esterilización masculina por vasectomía... “sin bisturí”. Son muchos los casos en los que se le propone (o se le impone) a la mujer que da a luz una operación de ligadura de trompas o implantación del dispositivo.
Como todos estos medios se dirigen a una esterilización temporal o definitiva, es muy importante que los católicos tengan las ideas claras sobre este tema. ¿Se permite moralmente la operación o el uso del dispositivo cuya finalidad es la esterilidad? ¿Ya ha hablado la Iglesia sobre estos temas? ¿Pueden defenderse estos modos de obrar según el sentido común?